Historia
Para
empezar, hemos de decir que nuestra Hermandad es muy antigua, la más
antigua de cuantas existen hoy en nuestro pueblo, con una notable
diferencia de años. En cuanto a su fundación no podemos dar una fecha
exacta, pero sí podemos afirmar que se produjo en los primeros años del
siglo XVI.
Fue en esos años, a raíz de la “Carta de Poblamiento de Villafranca de la Marisma”, otorgada por la ciudad de Sevilla el 24 de noviembre de 1501, por la que se concedían “diferentes franquezas y libertades a las personas que pasasen a poblar el lugar”, cuando seguramente algunos de aquellos primeros colonos trajesen a nuestras tierras marismeñas los fervores cruceros
que tan encendidos andaban por entonces en la capital hispalense.
Llegaron a nuestro lugar portando en sus equipajes, entre sus aperos,
sus animales, sus vestidos, sus menajes hogareños, su ilusión y su
alegría, su fe cristiana profunda y su arraigada devoción por la Cruz
de Cristo que habían heredado de sus mayores y que venían profesando
desde hacía años.
En
aquellos primeros años de la centuria, el Cabildo sevillano se preocupó
de dotar a la nueva población de cuantos equipamientos fueren
necesarios para el desarrollo de su vida propia. De ese modo se
levantaron la Casa Consistorial para el gobierno de la villa, la Cárcel
para guarda y seguridad de los que contraviniesen las leyes y alterasen
el orden, el Pósito para garantizar el pan de los vecinos y el grano
para la sementera, la Casa del Trueque para posibilitar el comercio e
intercambio de los productos de las huerta.
Y
también una Capilla como indispensable equipamiento para cubrir las
necesidades de índole religioso del recién nacido lugar, que los vecinos
decidieron consagrar al bizarro mártir San Sebastián, que tantas
devociones promovía en aquellos tiempos de luchas casi continuas.
En
aquella coqueta Capilla, surgió enseguida una agrupación fervorosa, una
Hermandad a la imagen y semejanza de la que existía en Sevilla para
rendir culto a la Santa Vera Cruz y Preciosa Sangre de nuestro Redentor,
de la que en un principio suponemos que sería satélite y de la que se
tomaron Reglas y Capitulaciones como modelo.
Estas
Reglas, que suponemos las originales de la que se tituló “Hermandad y
Cofradía de la Santa Vera Cruz y Preciosa Sangre de Jesucristo de la
villa de Villafranca de La Marisma”, fechadas y aprobadas por la
Jerarquía Episcopal en el año 1566, establecen normas y disponen
puntualizaciones encaminadas a su organización y funcionamiento.
A
pesar de encontrarse en la actualidad fusionada a la de Los Remedios,
la primitiva Cofradía de la Santa Vera Cruz se estableció en la
ermita-hospital de San Sebastián de Villafranca de La Marisma a mediados
del siglo XVI, (villa inmediata a la de Los Palacios únicamente
separadas por un arroyo denominado “de la Raya”).
Sus
primeras Reglas, compuestas por cuarenta y un capítulos, fueron
aprobadas por el señor provisor del Arzobispado, el doctor Gil de
Cevadilla en 1566. Mediante dichas Reglas, queda configurada la
corporación como una cofradía eminentemente de disciplina, no en vano la
tercera parte de sus cofrades debían ser hermanos de sangre, por tan
sólo una de ella, de luz.
Hacia
mediados del siglo XVII ya se tiene constancia de la existencia en la
ermita de San Sebastián de la imagen de Nuestra Señora de los Remedios,
efigie a la que los vecinos de Villafranca de la Marisma profesaban una
gran devoción. En torno a la Santísima Virgen había constituida una
cofradía que festejaba anualmente con magnificencia su festividad. De la
misma forma, la Virgen de los Remedios ya cumplía estación penitencial
al Templo Parroquial de Los Palacios acompañando al Santísimo Cristo de
la Vera Cruz, al menos que conste documentalmente, desde finales del
siglo XVII, constatando el hecho las cuentas de la procesión efectuada
en 1696, al abonársele a Lucas de Morales cierta cantidad por “vestir a
Nuestra Señora”.
A
lo largo del siglo XVIII ambas cofradías, la de la Santa Vera Cruz y
la de Nuestra Señora de Los Remedios, vivieron años de pujante
esplendor, potenciado todo ello por la pretensión del Concejo,
Regimiento y Justicia de Villafranca de la Marisma de erigir la ermita
de San Sebastián en Parroquia. En pro de la consecución de tan ansiado
deseo, el propio Concejo sufragaba todos los gastos de manutención y
reparos de la ermita, a la que atendía unos padres Carmelitas.
En
el siglo XIX llegó casi a desaparecer la antigua cofradía de la Santa
Vera Cruz, manteniendo exclusivamente su existencia la de Nuestra Señora
de los Remedios. En esta última jugó un papel fundamental don Juan
Saldaña, quien se desvivió a lo largo de este siglo por mantenerla viva.
Con los años fue perdiéndose la procesión de la noche del Jueves Santo,
práctica que no se recuperó hasta 1928.
A
raíz de la procesión de Semana Santa del citado año, volvieron a
fusionarse las hermandades del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María
Santísima de los Remedios, para cuyo fin fueron elaboradas unas Reglas, a
las que otorgó su aprobación canónica la autoridad eclesiástica el 30
de agosto de 1929. El entonces elegido Hermano Mayor, don Manuel Murube
Begines, redactó el nuevo reglamento que constaba de cinco capítulos y
cincuenta y seis artículos en los que fundamentalmente se recogía el
estricto orden en el que debía cumplir su estación penitencial, además
del profundo silencio que debía guardarse durante el mismo. Uno de los
artículos del capítulo que versa sobre la estación penitencial,
preceptuaba que a ésta no la acompañase banda de música alguna porque no
interfiriese la devoción de los fieles asistentes a la procesión. En
honor a tan rigurosas disposiciones, el pueblo pronto confirió el
apelativo popular a la Hermanad del “Silencio”.
En
1940 procesionó por primera vez la imagen de un nuevo crucificado,
encargado en 1939 por doña Manuela González al imaginero sevillano
Antonio Castillo Lastrucci. Esta señora era madre de don Juan Antonio
Rodríguez González, el de “la curá”, destacado miembro de esta Hermandad
de la cual fue Hermano Mayor muchos años. El nuevo Crucificado
sustituyó al antiguo titular, que en la actualidad recibe culto en la
localidad del Castillo de las Guardas bajo la advocación del Santísimo
Cristo de las Misericordias.
Ya
en 1965, y a causa del estado de postración en el que se encontraban
las hermandades de Los Palacios, el entonces párroco don Juan Antonio
Tardío Vázquez, ordenó su inmediata reorganización, cuya regencia tomó
un nutrido y entusiasta grupo de estudiantes que la dotó de aires
renovados. De aquí, que comenzase a ser denomina como la Hermandad de
los Estudiantes. De hecho, en una de las cartelas laterales de los
respiraderos de Ntra. Sra. de las Nieves, Patrona de Los Palacios y
Villafranca, aparece el escudo de esta Hermandad con la denominación de
“Los Estudiantes”.
En
1988, un grupo de devotos anónimos donaron la imagen de un Cautivo,
tallada por el acreditado imaginero sevillano y profesor de Bellas
Artes, don Juan Manuel Miñarro López. Esta imagen salió procesionalmente
por primera vez en la Semana Santa de 1995 acompañando el desfile
procesional del Santísimo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de
los Remedios, en la tarde-noche del Jueves Santo. Al siguiente año, es
decir, en 1996, cumplió estación penitencial en solitario y en la noche
del Martes Santo, día ya establecido oficialmente como nuevo en la
Semana Santa de Los Palacios y Villafranca, tras conceder la autoridad
eclesiástica el permiso canónico pertinente. En la actualidad, la
mencionada imagen conforma el misterio de Nuestro Padre Jesús Cautivo
ante Pilato, siendo todas las imágenes del mismo, es decir, Pilato, un
sanedrita, un escriba y dos soldados romanos, obras del profesor
Miñarro.
Independientemente
de la salida procesional que realiza Nuestro Padre Jesús Cautivo el
Martes Santo, esta misma Hermandad pone en la calle su tradicional
cofradía en la tarde-noche del Jueves Santo. Dos son los pasos que la
conforman. En el primero, la imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz
muerto sobre cruz de tálamo. En el segundo, María Santísima de Los
Remedios bajo palio.
Entre
los meses finales de 1997 e iniciales de 1998, y a iniciativa de la
propia Hermandad, se llevó a efecto una profunda restauración en la
Capilla de San Sebastián, debido al lamentable estado ruinoso que ya
presentaba. Mientras duraron las obras, sus imágenes titulares junto con
las de la Capilla de San Sebastián, permanecieron en la Parroquia de
Santa María la Blanca.
En
enero de 2005, y gracias a la importante colaboración prestada por el
Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca, la Hermandad adquiere un
solar anexo a la Capilla de San Sebastián, que siglos atrás ya
perteneció a esta corporación, y sobre el que se ha levantado la
Casa-Hermandad, en la que destaca una impresionante Sala de Tesoros.
La
Hermandad de la Vera Cruz, desde su fundación mantiene intacta su
residencia canónica en el mismo lugar. La Santísima Virgen de los
Remedios preside el retablo principal de la Capilla, construido con
diversos materiales de acarreo, flanqueada por San Sebastián, Patrón de
la localidad, y Jesús Resucitado. El Santísimo Cristo de la Vera Cruz
está acomodado en un altar, construido recientemente con motivo de la
gran restauración a la que ha sido sometida dicha Capilla, obrado sobre
el muro derecho, en el propio presbiterio. Frente a él, recibe culto
Nuestro Padre Jesús Cautivo en un altar de características similares al
del Cristo de la Vera Cruz.
Ntro Padre Jesús Cautivo
Imagen
tallada en madera de cedro, policromada, que representa a Jesús
maniatado tras haber recibido la bofetada, cuya huella posee marcada en
la mejilla izquierda. La escultura, obra del catedrático de Bellas Artes
de la Universidad de Sevilla, D. Juan Manuel Miñarro López (1988),
tiene las mismas proporciones, según manifestaciones del propio
escultor, que el hombre de la Sábana Santa de Turín. Su rostro, lleno de
resignación, irradia gran serenidad.
En Septiembre de 1987, la Junta de Gobierno de entonces encargó a D. Juan Manuel Miñarro López la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, cuyos trabajos de ejecución concluyeron el 3 de marzo de 1988, día en el que fue trasladada desde el taller a la Capilla de San Sebastián. El primer viernes de marzo la imagen fue bendecida en Solemne Función por el Párroco de Santa María La Blanca y Director Espiritual de la Hermandad en aquella fecha, D. Francisco García García. La efigie fue encargada en un primer momento exclusivamente para recibir culto en su altar, aunque con los años fue tomando cuerpo la idea de sacarla en procesión.
En Septiembre de 1987, la Junta de Gobierno de entonces encargó a D. Juan Manuel Miñarro López la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo, cuyos trabajos de ejecución concluyeron el 3 de marzo de 1988, día en el que fue trasladada desde el taller a la Capilla de San Sebastián. El primer viernes de marzo la imagen fue bendecida en Solemne Función por el Párroco de Santa María La Blanca y Director Espiritual de la Hermandad en aquella fecha, D. Francisco García García. La efigie fue encargada en un primer momento exclusivamente para recibir culto en su altar, aunque con los años fue tomando cuerpo la idea de sacarla en procesión.
En
Cabildo General Extraordinario celebrado por la Hermandad el 23 de
marzo de 1994 se debatió por primera vez su posible inclusión como
Titular de la Hermandad. Meses más tarde se solicitó al Señor Vicario
General su incorporación como Titular, así como el permiso oportuno para
procesionar en la tarde noche del Martes Santo.
La Autoridad Eclesiástica dio el visto bueno a la citada propuesta en 1995, aunque prescribió como día de salida el mismo Jueves Santo junto a las demás Imágenes Titulares de la Corporación. En efecto aquel año procesionó formando parte de un largo cortejo procesional integrado por tres pasos.
La Junta de Gobierno regida entonces por D. Miguel Troncoso Rincón, vuelve a instar a la Autoridad Eclesiástica con el propósito de poder trasladar su día de salida a la tarde del Martes Santo, dada la amplitud de la Cofradía del Jueves Santo y su reducido recorrido. Esta propuesta fue autorizada por el Señor Vicario aunque con carácter anual. Con no poco esfuerzo y tras numerosas gestiones, la Autoridad Eclesiástica, confirió definitivamente su permiso el 10 de febrero de 1997 para que la Imagen procesionará por siempre en la tarde del Martes Santo.
La petición recogía literalmente: “El principal acto de culto externo de la Hermandad era la Estación de Penitencia que, anualmente, hace el Jueves Santo… del mismo modo, la Hermandad y muy especialmente el cuerpo de jóvenes hermanos, como grupo corporativo, hará Estación de Penitencia cada Martes Santo por la tarde, con la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo ante Pilato…. La Cofradía del Martes Santo, parte integrante de esta Hermandad, no deberá ser nunca modificada de día y hora, necesitándose para ello la convocatoria de un Cabildo General Extraordinario donde al menos asistan el 90% de los hermanos, y ratificado por este quórum. Con ello se evita la posible disgregación de la Hermandad por una voluntad minoritaria.”
La Autoridad Eclesiástica dio el visto bueno a la citada propuesta en 1995, aunque prescribió como día de salida el mismo Jueves Santo junto a las demás Imágenes Titulares de la Corporación. En efecto aquel año procesionó formando parte de un largo cortejo procesional integrado por tres pasos.
La Junta de Gobierno regida entonces por D. Miguel Troncoso Rincón, vuelve a instar a la Autoridad Eclesiástica con el propósito de poder trasladar su día de salida a la tarde del Martes Santo, dada la amplitud de la Cofradía del Jueves Santo y su reducido recorrido. Esta propuesta fue autorizada por el Señor Vicario aunque con carácter anual. Con no poco esfuerzo y tras numerosas gestiones, la Autoridad Eclesiástica, confirió definitivamente su permiso el 10 de febrero de 1997 para que la Imagen procesionará por siempre en la tarde del Martes Santo.
La petición recogía literalmente: “El principal acto de culto externo de la Hermandad era la Estación de Penitencia que, anualmente, hace el Jueves Santo… del mismo modo, la Hermandad y muy especialmente el cuerpo de jóvenes hermanos, como grupo corporativo, hará Estación de Penitencia cada Martes Santo por la tarde, con la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo ante Pilato…. La Cofradía del Martes Santo, parte integrante de esta Hermandad, no deberá ser nunca modificada de día y hora, necesitándose para ello la convocatoria de un Cabildo General Extraordinario donde al menos asistan el 90% de los hermanos, y ratificado por este quórum. Con ello se evita la posible disgregación de la Hermandad por una voluntad minoritaria.”
Aunque
comenzó a procesionar en solitario en su paso, con los años se ideó
representar en el mismo un Misterio Procesional, cuyo proyecto le fue
encomendado a D. Juan Manuel Miñarro López. Éste representa el momento
en el que Jesús, maniatado, comparece ante Poncio Pilato. Según el
diseño del escultor sevillano, Pilato figura acomodado en un suntuoso
trono señalando a Jesús, que aparece maniatado en la delantera del paso,
dando la espalda al regidor romano. A la escena asisten dos sayones
romanos, un escriba levantando acta de la comparecencia y un miembro del
Sanedrín. Las imágenes de Poncio Pilato y el Sanedrita fueron
estrenadas en la Semana Santa de 1998. En junio de 2002, la Hermandad
firmó contrato con el profesor Miñarro para encargar la confección de un
capitán romano que acompaña a Nuestro Padre Jesús Cautivo en la
delantera del paso, saliendo por primera vez en la Semana Santa de 2003.
En
la Semana Santa de 2004, se estrenó la figura del escriba, que va
situado a la derecha de Poncio Pilato, en la trasera del paso,
terminándose el Misterio en el año 2006, con la incorporación de un
soldado romano, que se sitúa a la izquierda de Poncio Pilato.
Santísimo Cristo de la Vera Cruz
En
sus orígenes, la Hermandad tuvo como Titular un crucificado tallado en
madera, de medidas académicas, estilo gótico y autoría desconocida, que
procesionaba portado en brazos por un clérigo, que lo sostenía
ayudándose de un sistema de correajes que colgaban de sus hombros. Esta
antigua imagen presidió la Hermandad durante siglos, hasta que en 1940
dejó de procesionar por su evidente estado de deterioro, siendo desde
entonces sustituida por la imagen actual. En la actualidad, aún se
conserva en el Templo Parroquial de Castillo de las Guardas, a la que le
fue cedido por las autoridades eclesiásticas de nuestro pueblo en
aquellos años.
Indudablemente es una joya de gran valor, no sólo artístico sino también sentimental, que nuestra Hermandad debe intentar recuperar.
La imagen actual del Santísimo Cristo de la Vera Cruz es una talla en madera de cedro policromada de bellísima confección, realizada en 1939 por el gran imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci por encargo de Dª Manuela González Rodríguez «La Curá», cuya familia lo cedió con posterioridad a la Hermandad.
Indudablemente es una joya de gran valor, no sólo artístico sino también sentimental, que nuestra Hermandad debe intentar recuperar.
La imagen actual del Santísimo Cristo de la Vera Cruz es una talla en madera de cedro policromada de bellísima confección, realizada en 1939 por el gran imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci por encargo de Dª Manuela González Rodríguez «La Curá», cuya familia lo cedió con posterioridad a la Hermandad.
Como curiosidad diremos que el encargo importó 6.000 pesetas. La imagen es de la misma época del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la sevillana Hermandad de la Hiniesta, con el cual presenta una extraordinaria semejanza.
María Santísima de Los Remedios
Es una imagen de candelero con significados rasgos manieristas que inducen a los expertos a datarla en la segunda mitad del siglo XVI o comienzos del XVII. Su autor es desconocido.Desde tiempo inmemorial ha recibido culto en esta Capilla de San Sebastián, levantando a lo largo de los siglos tanto fervor entre el vecindario de Villafranca de la Marisma que éste acabó por llamar a este templo «Capilla de los Remedios».
En el siglo XVIII fue objeto de una profunda remodelación según la moda de aquella época, colocándosele los ojos vidriados que hoy conserva. Ha sufrido varias restauraciones, la más reciente hace escasos años a manos del Profesor Miñarro.
Se trata de una imagen de gloria que siempre ha sido muy venerada por el pueblo que le ha atribuido desde siglos atrás la concesión de numerosos milagros y que ha acudido a ella en sus súplicas ante cualquier adversidad. Pero curiosamente nunca tuvo ni perteneció a ninguna hermandad. Fue en los últimos años del siglo XIX cuando se fundó la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios, que acabó en 1889 por fundirse con la de la Vera Cruz y, desde entonces, la imagen de la Santísima Virgen hace procesión de penitencia acompañando al Santísimo Cristo de la Vera Cruz.
Imagenes y texto cedido por: http:veracruzlospalacios.com
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